jueves, 16 de agosto de 2012

¿Y por qué es así?

Se preguntó el rojo pétalo que volaba con las corrientes. Se preguntaba por qué tenía que dejarse arrastrar, y por qué no podía tener su propio peso para decidir qué, cuándo y cómo hacer las cosas. No era facil ser un esbirro más de los vientos, los cuales arrastraban a más de los suyos, muchos, infinitos, hasta que caían marchitos en algún lugar que se suponía, era su sitio. 
Nuestro rojo amigo deseaba ser él mismo, y no tener que seguir estancado en un bucle infinito, que no llegaba a ningún buen fin. No quería revolotear al final de su vida con pétalos de otras flores, de otros colores y otras formas, que no le llenaban ni acompañaban, donde sólo era uno más. ¡Él quería destacar! Que todo el que lo viese pasar lo recordase toda su vida, ese era su sueño. 
Desgraciadamente, la vida es muy dura como para cambiar las cosas por uno mismo. El libre pensamiento era lo único que tenía este ficticio personaje de fábula, al que aún le quedaron ganas de volar hasta el día de su descomposición. Y fue feliz, viviendo en su mundo de idealismo, y aunque no logró su meta, llegó a ser el pétalo más bonito que jamás ha arrastrado el viento.

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